6 abr 2012

Torea por primera vez en público Rafael el "Gallo"

El Divino Calvo.
  8 de abril de 1897 toreó por vez primera en público el señor Rafael Gómez y Ortega, conocido por Rafael el Gallo o por el divino calvo,
  ¿No fué un suceso importante, desde el punto y hora en que con él inició el mencionado torero una carrera sonadísima, ora por los triunfos obtenidos en ella, ora por las espantadas?
  ¿No constituye dicho suceso una verdadera efemérides, habida cuenta de que fué el primer capítulo de una historia taurómaca, cuyo protagonista ha tenido el privilegio de ser el torero más discutido del mundo y tendrá el de que se hable de él por los siglos de los siglos?
  Sí, indudablemente, se trata de una magna efemérides, de un suceso importantísimo en los fastos de la tauromáquia.
  Ocurrió éste en Valencia; Rafael toreó acompañado de Revertito y actuaron de auxiliares su padre, el señor Fernando, Reverte y Emilio Bombita.
  Rafael Gómez se hallaba próximo a cumplir los quince años, puesto que vino al mundo en Madrid, el día 17 de julio de 1882.
  Rafael nació torero. Si el toreo no hubiera existido, lo hubiera inventado él para su recreo y para que le sirviera de alimento espiritual.
  Por eso dijo bien Guerrita cuando dijo:
  -El Gallo se cae de un quinto piso y cae torero.
  Cuando iba a cumplir trece años, su padre llamó a capítulo a él y a su otro hijo, Fernando, y les preguntó sólamente:
  -¿Que quereis ser ustedes?
  -¡Torero!- contestaron alimón los chicos.
  Esto ocurría el año 1895, el mismo en que vino al mundo el chiquitín de la casa: Joselito.
  El Gallo inculcó a sus hijos sus grandes conocimientos y les hizo practicar sus enseñanzas en una placita hecha "ad hoc" en su casa de Gelves.
  En 1897, seis meses antes de morir el Gallo (padre), fueron éste y Rafael al tentadero de Pablo Romero.
  Y el señor Fernando, que no andaba sobrado de bienes de fortuna, al volver a su casa cogió las manos de su mujer, se las apretó emocionado y la dijo:
  -"Gabriela, ya puedo morir tranquilo, porque te dejo un hijo que mientras pueda tener un capote de seda en la mano no os faltará que comer."
  Rafael comenzó a hacer sus correrías por esas plazas. Cuando volvía de alguna corrida, preguntábale su padre:
  -Vamos, hijo mío, dime: ¿has tenido "jindama"?
  -No, padre- contestaba el chaval.
  -Mira, "malange", no me engañes, que "aluego to me lo disen los papeles".
  Lagartijo el Grande vió torear a Rafael el 24 de junio de 1899 en Madrid y al salir de la plaza dijo:
  - De tarde en tarde sale un fenómeno en el toreo y este chiquillo es uno.
  Lagartijo el Grande y el Gallo padre podían sonreirse , oficiando de profetas, de Elías y Jeremías.
  Porque, señores: podrá guardarse uno de hacer elogios de Rafael cómo matador, ya que el "calvorota", en esto, es una "mijita" desigual; pero, camará, como torero tiene tratamiento de "Majestad" por "tuti quatri costati".

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